Texto

Monumento a Juanita Villanueva, 2008, Anáhuac Nuevo León. Fotografía digital, impresión de inyección de tinta. 100 x 150 cm.

Monumento a César Preciado, 2009, Anáhuac Nuevo León. Fotografía digital, impresión de inyección de tinta. 100 x 150 cm.

Monumento a la Familia Preciado, 2009, Anáhuac Nuevo León. Fotografía digital, impresión de inyección de tinta. 100 x 150 cm.

Monumento a Félix Ávalos, 2009, Anáhuac Nuevo León. Fotografía digital, impresión de inyección de tinta. 100 x 150 cm.

Monumento a Joaquín Ávalos, 2009, Anáhuac Nuevo León. Fotografía digital, impresión de inyección de tinta. 100 x 150 cm.

Monumento a José Preciado, 2009, Anáhuac Nuevo León. Fotografía digital, impresión de inyección de tinta. 100 x 150 cm.

Monumento a Lupe Chapa, 2009, Anáhuac Nuevo León. Fotografía digital, impresión de inyección de tinta. 100 x 150 cm.

Monumento a Pablo Salazar, 2009, Anáhuac Nuevo León. Fotografía digital, impresión de inyección de tinta. 100 x 150 cm.

Monumento a Raúl Ávalos, 2009, Anáhuac Nuevo León. Fotografía digital, impresión de inyección de tinta. 100 x 150 cm.

Monumento a Santos Salazar, 2009, Anáhuac Nuevo León. Fotografía digital, impresión de inyección de tinta. 100 x 150 cm.

Monte, 2009, Anáhuac Nuevo León. Fotografía digital, impresión de inyección de tinta. 240 x 700 cm.

Sobreviviente, 2009. Fotografía a color. 150 x 150 cm

Luto Humano

 

“Cuando en la noche el viento se desata y sus mil cadenas baten en la tierra, el espíritu vuelve a sus orígenes, a sus comienzos de espanto, cuando no había otra cosa que tremendos anticipos de gemidos”.

José Revueltas

Este es un proyecto sobre el campo abandonado en el norte de México. Las casas se ubican en el municipio fronterizo de Anáhuac, en el estado de Nuevo León. Esta zona solo se desarrolló como agropecuaria después de la Revolución Mexicana, con la creación de la presa Don Martin terminada en 1930, ya que históricamente esta había sido una tierra extremadamente seca. Las casas son del distrito de riego “La Quince”, que se abastecía de esta presa, ubicado en el norte del municipio de Anáhuac, muy cerca del puente Colombia en la frontera con los Estados Unidos.

Una fuerte sequía en la década de los noventa y el golpe que le dio al campo mexicano el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC) forzaron el abandono del campo en esta zona del país y el inicio de la diáspora de campesinos. Al no poder competir con el precio de las cosechas de los Estados Unidos, cuya política de subsidios los ponía en clara desventaja. Trabajar el campo se volvió inútil y éste empezó a quedar yermo. Los pobladores de estas casas abandonaron su trabajo en el campo y se fueron a vivir a otras zonas. Los hombres jóvenes se fueron como indocumentados en busca de trabajo a los Estados Unidos. Las personas mayores se fueron a vivir precariamente a otros caseríos cerca de la laguna de Sánchez, también en Anáhuac.

Esta zona fue en los años treinta el escenario de la novela “Luto Humano” (1943) de José Revueltas. Novela que narra el drama posrevolucionario del norte del país. Las historias de la novela giran alrededor de la construcción de esta presa durante los años de la nueva política de desarrollo del país, y su eventual colapso, ya que la cortina de la presa se daña y se fisura, y la tierra regresa a su sequía original. En la novela los campesinos van muriendo de hambre en el abandono y la pobreza. Los campesinos, esperanzados con la creación de la presa y el sistema de riego, ven con desazón como una fisura acaba con sus sueños, como el sistema de riego queda inservible y como la tierra empieza a morirse de sed. Pero irónicamente en la novela de Revueltas no es la sequía lo que acaba con el pueblo sino una inundación causada por un río desbordado, el río Salado. Revueltas en la novela hace hablar a la tierra, al agua y a sus habitantes en un diálogo que muestra la violencia de un tiempo turbulento y cruel, al caos político y social que siguió a la Revolución. El río crecido tragando todo a su paso es la metáfora de un país en crisis: “Y este país era un país de muertos caminando, hondo país en busca del ancla, del sostén secreto”.

El proyecto visual sigue la idea de la novela donde todo ocurre en una sola noche, un solo tiempo oscuro y salvaje, que plantea el destino funesto de esta comunidad en la vida real. Las imágenes se producen llevando una lámparas de uso rudo levantadas sobre carros improvisados alimentadas con un generador de electricidad de combustible, para llevar momentáneamente electricidad a un lugar que nunca la tuvo. Las fotografías rescatan los perfiles de las casas abandonadas por medio de la luz artificial, como monumentos efímeros que llevan los nombres de quienes las construyeron y habitaron. También en formato de video se presentan de forma contemplativa cuatro campos abandonados, que se encuentran frente a las casas retratadas. Cada video muestra un lapso de diez minutos del lento e imperceptible avanzar de la naturaleza, como monte, avanzando sobre lo que antes había sido un campo de cultivo: un uso de suelo que en esta zona del país duro menos de sesenta años. Rematan el proyecto la fotografía del sobreviviente del distrito de riego, Jesús Salazar, quien se quedó a vivir solo en medio del abandono, y la imagen del panteón de los pobladores del sitio, que también está abandonado.

Este era un territorio que me era conocido desde que yo era niño, pues era el lugar de infancia de mis abuelos. Una de estas es la casa de mi tía abuela, Tina Chapa, quien vivió ahí con Pepe Salazar, ambos la abandonaron durante la década pasada, sus hijos intentaron sin éxito trabajar en los Estados Unidos. Los antiguos habitantes de las casas eran todos parte de una pequeña comunidad de lazos muy fuertes. Algunos de ellos murieron antes del éxodo, todos los demás abandonaron el proyecto de campo y se buscaron la vida en otro lado. “Nadie quiso permanecer en una tierra seca, sin lluvias, junto a un río inútil y junto a una presa inservible…” (Revueltas).