Oswaldo Ruiz: la creación desde el caos del ser tecnológico
Por Miguel González Virgen
Es bien conocido el carácter místico de las investigaciones pictóricas de Kasimir Malevich, creador del Suprematismo y quizás el primer pintor verdaderamente abstracto de la historia. Esto porque su objetivo, a la vez intelectual y espiritual, era la creación a través de la representación de una realidad aparte de la realidad física, una realidad pictórica en el que la forma sola y pura tiene supremacía sobre la representación mimética de los fenómenos del mundo visible. Esta realidad autónoma es en realidad una puerta a la experiencia mística de los principios creadores del universo. Así concibió su más famoso cuadro, el Cuadrado Negro sobre fondo Blanco, de 1913, que para Malevich representó siempre el negro primordial del vacío que es origen y principio del universo. En efecto, el cuadrado negro puede entenderse como una versión moderna del nigredo alquimista (y hay indicios de que Malevich concurría con esta interpretación), que Jung define como “el estado inicial, presente desde el inicio ya como una cualidad inherente a la prima materia, el caos o massa confusa, o también producida por la… separación de los elementos” (Psicología y Alquimia, 334). Dentro de este caos o prima materia, la tradición alquimista consideraba que se producía una unión de principios opuestos, de la cual surgían los principios vitales primordiales. Para los alquimistas, este proceso no solo había sucedido en el inicio del mundo, sino que podía ser recreado, en un proceso en el que la materia es devuelta a su condición caótica original y luego revivida en una nueva condición de pureza, que podría asumir la forma de un nuevo niño espiritual, el homúnculo.
Las más recientes fotografías de Oswaldo Ruiz se han enfocado a una comprensión del proceso por el que ciertas formas tecnológicas han aparecido en la realidad del mundo. Su apreciación se ha dirigido no a hacer una valoración moral ni mucho menos histórica de la aparición de la tecnología industrial, sino a presentar ante nuestros ojos la generación a partir del nigredo de Malevich de las formas altamente abstractas de la tecnología. Pero al revelar el proceso de esta generación ex-nigredo, Oswaldo ha derivado también la conclusión de que las formas tecnológicas están envueltas por espacios vacíos, extensiones del negro de la nada que les rodea. Este vacío primordial constituye a la vez el horror a la nada del mundo contemporáneo, y la esperanza de nuevas formas en continua creación. En retratar este horror y esta esperanza se encuentra la seducción de las fotografías de Oswaldo, que así se acerca al concepto de lo sublime del teórico del Barroco Edmund Burke: “La pasión causada por lo grande y sublime es asombro. El asombro es el estado del alma en el que todas sus inquietudes se suspenden, con un grado de horror”.
Utilizando como fondo primordial el cuadrado negro de Malevich, Oswaldo Ruiz remite en primer lugar a la apreciación del vacío perceptivo. Hay una nada, un vacío en medio del cual, como un homúnculo, se materializa una forma: la gasolinera, la gasera, los carros del ferrocarril, el servibar al lado del camino, una nave industrial, o un estadio iluminado. Oswaldo ha explotado la escala del negro para imprimir en el espectador su preponderancia en la percepción y con ello derivar un horror vacui extremo. Desde el vacío negro, para nuestra esperanza, se han consolidado ciertas formas iluminadas por puntos de luz. Hacia esos puntos nos dirigimos entonces como almas que viajan desde el vacío Empíreo hacia un mundo material. Pero aquí nos encontramos con un minúsculo mundo extraño, un espacio donde se han concretado ciertas formas pero que no está habitado. No está habitado porque el espacio no ha podido, aún, concretarse en un lugar que pueda contener—guardar del vació que les rodea—a los seres humamos que ahí llegan. El vacío continúa formando parte de los espacios modernos.
Una conclusión de la representación que hace Oswaldo es que las formas tecnológicas, y los espacios que crean, han aparecido en el mundo de una forma natural y espontánea, como sucede dentro del vaso alquímico cuando se producen las condiciones adecuadas. Entonces, la tecnología ha devenido al mundo no como un proceso intencional e históricamente escogido por la humanidad, sino como una especie de proceso casi fortuito de generación desde la nada a partir de ciertas condiciones del universo. Es una exploración al devenir del ser de la tecnología, una de las cuestiones que preocuparon al filosofo Martin Heidegger a mediados del siglo pasado.
Heidegger consideraba que la tecnología no podía verse como un simple medio neutral para la instrumentalización del progreso humano. Por el contrario, él consideraba que la tecnología moderna es una creación humana que implica la ordenación del mundo para su explotación. En otras palabras, más que un instrumento, la tecnología moderna es una forma de concebir y pensar el mundo que no tiene más fin que no sea si misma. La tecnología moderna no puede llevar a un progreso, por tanto, pues llegar a ella implica llegar a la explotación del mundo.
Por caminos diferentes a los de Heidegger, las fotografías de Oswaldo Ruiz nos llevan a conclusiones similares. No sabemos si el proceso de aparición de la tecnología moderna ha sido un proceso histórico, pero si que es un fenómeno que ha aparecido desde la nada para consolidar y ordenar ciertas formas y materiales. Como una ordenación y formación de objetos a partir de la materia prima, la tecnología moderna implica una relación continua con el vacío, del que depende para la continua formación de objetos. Más que la creación de un nuevo ser humano más exaltado, la tecnología ha aparecido más bien como un error bien intencionado del alquimista, que ha pensado en explotar la materia prima para su bien, sin darse cuenta de que la ordenación de los elementos primordiales para su explotación constituye una extensión del vacío oscuro hacia el mundo.
En este sentido es interesante atender a la metáfora de la gasolina o el gas. Son elementos que han sido extraídos desde el nigredo profundo, el petróleo crudo que contiene la tierra. Desde su origen en el negro, ahora ha sido transformado en el combustible de los vehículos modernos. Sin embargo, ¿realmente entendemos el origen del petróleo? ¿Somos capaces de entender las implicaciones para el sistema geológico y atmosférico de la tierra de extraer esa sustancia de su lugar subterráneo? ¿Qué no hemos liberado desde las profundidades de la tierra un espíritu que no podemos controlar, no obstante todo lo bueno que podemos recibir de él?
Las fotografías de Oswaldo Ruiz nos presentan la consolidación desde la nada de elementos tecnológicamente ordenados que no permiten su integración a un lugar definido y adecuado para que el alma humana pueda quedarse. Al mismo tiempo, confieren a estructuras que encontramos habitualmente el carácter sublime de las formas artísticas del barroco, mezcla de unión mística con el infinito y de horror ante el vacío que se abre.
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Oswaldo Ruiz was born in Monterrey, Nuevo León, in 1977. An early interest in space led him to study architecture at the Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), a profession that he quickly abandoned in order to focus on photography. Interested in broadening his understanding of the image, he completed graduate studies in psychoanalysis, philosophy and art history at the Universitat Autònoma de Barcelona (UAB). Later, in order to advance his explorations of visual media, he enrolled in the Master of Fine Arts program at Central Saint Martins College in London. From 2015 and 2018 he was the studio assistant of the Mexican photographer Graciela Iturbide.
Using the darkness of night as material for his photographic work, between 2004 and 2012 he took pictures of different places along the highways around Monterrey: gas stations, convenience stores, bus stops and strange, illuminated buildings. This led him to photograph the demolished houses in the municipality of Anáhuac, a border area where his family was originally from and that had since been abandoned because of migration to the U.S. after NAFTA. Along these same lines, and as a result of artistic residencies in Dublin, Berlin and Santiago de Chile, he developed different projects with which, in a sort of archeology of the everyday, he explored the dualities of light and darkness, consciousness and the unconscious, life and death, in his series of medieval towers, ephemeral constructions and anti-monuments. The last of these series, about quiotes (the flower produced by the agave plant before it dies), was shot in the state of Oaxaca. One of his last projects Welcome to Paradise (2013-2017), shown in Centro de la Imagen in 2017 and Fototeca de Nuevo León in 2018, he portrays different enclaves of Latin American cities to deconstruct the idea of the city and extract images of some archetypes that inhabit it, where a dialogue between ruins and science fiction spaces is created. For this project he photographed from the port of Valparaíso in Chile to the Dry port of Jalisco, across Mexico City, Monterrey, the zone of The plain in flames of Rulfo, Barra de Navidad, Colombia and Dominican Republic.
He has had over a dozen solo exhibitions, including: Nostalgia de catástrofes (Patricia Conde gallery, 2018), Welcome to Paradise (Centro de la Imagen, Mexico City 2017 and Fototeca de Nuevo León 2018); Espacio que cabe entre dos tiempos (Galería Heart Ego, Monterrey, 2016); Anudamientos (Museo de la Ciudad de México, Mexico City, 2013); Frecuencia natural (Galería Luis Adelantado, Mexico City, 2011); Oswaldo Ruiz 2002-2009 (Fototeca Nuevo León, Monterrey, 2010) and Last Night (Irish Museum of Modern Art, Dublin, 2010).
He has also participated in over fifty group shows, including: Constitución mexicana 1917- 2017. Imágenes y voces (Galería del Palacio Nacional, Mexico City, 2017); Tlaxotlali: Alternancia de ciclos (Casa del Lago, UNAM, Mexico City, 2017); the XII FEMSA Biennial / Poéticas del decrecimiento, ¿cómo vivir mejor con menos? (Centro de las Artes, Parque Fundidora, Monterrey, 2016); Develar y detonar. Fotografía en México ca. 2015 (Centro Cibeles, Madrid and Centro Nacional de las Artes, Mexico City, 2015); Existe todo lo que tiene nombre (Camera Works, San Francisco, California, 2015); Dirty, Poorly Dressed and Filled with Love (Erehwon Center for the Arts, Quezon City, Philippines, 2013); El vértigo de la abundancia (Casa del Lago, unam, Mexico City, 2013); Basado en una historia verdadera (Museo Salvador Allende, Santiago de Chile, 2012); Umbrales (Instituto de México en París, Paris, 2010); Registro 02. Mirar por segunda vez (Museo marco, Monterrey, 2009) and the XIII Bienal de Fotografía (Centro de la Imagen, Mexico City, 2009).
His work has received awards both nationally and internationally, including the Acquisition prize of the XVIII Photography Biennial of Centro de al Imagen (2018), SIVAM prize (2006), the Petrobras-Buenos Aires Photo Prize (2006), and the Acquisition Prize at the 2nd Bienal de Artes Visuales de Yucatán (2004). Recently he published the book Welcome to Paradise (La Caja de Cerillos Ediciones and Fundación BBVA Bancomer, Mexico City, 2017). His work has also been published in many books, magazines and catalogues, and shown at the international fairs Madrid Foto (2011 and 2012) and Paris Photo (2006 and 2007). Since 2018 he is a Member of the National System of Art Creator, of FONCA.
Master in Fine Arts, Central Saint Martins College, London, UK.
Postgraduate courses in Contemporary Art and Psychoanalysis. Universitat Autonoma de Barcelona, Spain.
Architecture, Universidad Autónoma de Nuevo León, Monterrey, Mexico.
Member of the National System of Art Creators, of the System of Support for Creation and Cultural Projects, Ministry of Culture, Mexico.
Acquisition prize in the XVIII Photography Biennial at Centro de la Imagen, Mexico City, Mexico.
Member of the National System of Art Creators, FONCA, Mexico.
FORCA Northeast grant to do a residency in Santiago de Chile.
Special Mention on the XIII Photo Biennial, Centro de la Imagen, Mexico City, Mexico.
First Prize SIVAM, by the International Society of Values of Mexican Art, Mexico City, Mexico.
Second Prize Petrobras-Buenos Aires Photo 2006.
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Special Mention on the VII Monterrey Biennial FEMSA, Monterrey, Mexico.
Acquisition Prize in the II National Biennial of Visual Arts of Yucatán, Merida, Yucatan, Mexico.
First Prize in the XXIV Reseña de la Plástica Nuevoleonesa, Monterrey, Mexico.
Museo de Arte de Sonora (MUSAS), Hermosillo, Sonora, Mexico.
Centro de la Imagen, Mexico City, Mexico.
The Museum of Contemporary Art of Monterrey (MARCO).
Cisneros Fontanals Art Foundation, Miami, USA.
Fototeca de Nuevo Léon, Monterrey, Mexico.
Central Saint Martins College of Art and Design, London, UK.
FEMSA Collection, Monterrey, Mexico.